06 Abr Las torrijas de la abuela
Postres existen miles, y muchos de ellos solamente se consumen en ciertas épocas del año, pero la torrija hay que reconocer que, aunque cuando se consume es en Semana Santa, si llegamos a casa y nuestra abuela nos ha preparado unas cuantas porque tenía tiempo libre, seguramente podemos llegar a quererla aún más si cabe.
De hecho, cuando en Semana Santa, nos juntamos en las típicas comidas familiares donde más de uno está a punto de regañar con el resto por llevarse la última a su plato.
Porque donde haya torrijas caseras y más si son de nuestras abuelas, no podemos compararlo con nada, es como llevarte una bendición a la boca. Torrijas en pastelerías hay cientos de ellas, pero como torrijas artesanales prácticamente ninguna.
Parecerá una tontería, pero, hechas en casa, saben de manera diferente, ya sea porque no tenemos prisa en elaborarlas y las tratamos con más cariño que en una pastelería concurrida llena de clientes los 7 días de la semana, sin parar de trabajar, realizando decenas y decenas de dulces, bollos, tartas y postres diferentes.
Y la cuestión no es que lleve mucho tiempo realizar unas torrijas, es todo lo contrario, son tan simples que cualquier persona con una cocina cerca puede hacerlo sin ningún problema, pero, que siempre hay un pero de por medio, para los que no están acostumbrados a pisar la cocina, les es más fácil gastarse 3 € en la pastelería de enfrente de su casa y traer las torrijas necesarias para comer y quitarse el mono.
Aun así, aunque como las de la abuela no haya ninguna, las torrijas ya sean caseras o compradas, de vino o de leche, clásicas con algún ingrediente original, siempre son bienvenidas en estas fiestas tan señaladas.
Nosotros las preparamos con muchísimo mimo y con toda la delicadeza, y lo mejor, con la receta y la misma pasión que nuestra abuela 🙂
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